Pasando la etapa de niña a adolescente comenzó a tatuar su cuerpo a los 15 años, esta técnica la aprendió de su padre. En aquella época las mujeres sin marcas eran consideradas imperfectas e indeseables. Tradicionalmente las mujeres no aprendían estas técnicas de tatuaje, porque era un arte privilegio de los hombres; pero su padre le enseñó al observar su potencial y su talento. Desarrollando este arte conoció al que se convertiría en su novio un guerrero al que ella misma tatuó, Ang-Batong, pero la familia se opuso a que se casaran porque el linaje de Ang-Batong era impuro. Así que le arreglaron una boda con el mejor amigo de Ang-Batong, Hogkajon, quien falleció en un accidente dejándola viuda a los 25 años. No se volvió a casar.
Entregada a lo que convirtió en su pasión, tatuó durante más de 8 décadas a cazadores de cabezas y mujeres indígenas de la región de Kalinga, en el presente sólo elabora tatuajes a turistas.
En esta historia de la vida real su protagonista es Apo Whang-Od también conocida como María Oggay , quien vive en un pueblo de Buscalan, Kalinga Filipinas, en donde habita una comunidad indígena conocida como Butbut. María es la tatuadora más antigua del lugar y hoy con 106 años, la mujer más longeva del mundo y recientemente la protagonista de la revista Vogue Filipinas, edición Abril.
Según la publicación, es una mujer mambabatok, que significa que realiza tatuajes tradicionales, que anteriormente estaban acompañados de cantos y adivinación. Apo Whang-Od viajaba a aldeas vecinas y lejanas en donde dibujaba los símbolos sagrados de sus antepasados a quienes “iban a cruzar el umbral en sus vidas”.
Con un palo de bambú, carbón, agua y la espina de un árbol de pomelo hace sus tatuajes. Son símbolos de la tribu Kalinga que significan fuerza, valentía y belleza. Según publicó Vogue en sus redes sociales, en su piel están tatuados sus logros, dolencias y los nombres de algunos de sus amantes ya desaparecidos.
Antiguamente se hacían rituales tradicionales que acompañaban el proceso de los tatuajes con cantos y sacrificios de animales. Aunque ahora el proceso es diferente, para ella los tatuajes son su memoria y pasión. “¿Por qué no seguir tatuando mientras puedo ver?”, le dijo Apo Whang-Od a la revista. “Solo me detendré cuando ya no pueda ver, para poder seguir dando a la gente la marca de Buscalan, la marca de Kalinga”.
El legado de esta Mujer Mariposa Apo Whang-Od perdurará durante generaciones, pues esta práctica milenaria está siendo heredada por su sobrina nieta, Grace Palicas, quien asumió el compromiso de seguir difundiendo el arte del batok y su conocimiento ancestral para garantizar que la tradición no desaparezca.
En el 2018 Apo Whang-Od recibió el premio Dangal ng Haraya que se otorgaba a quienes contribuyen a la cultura y el trabajo artístico en Filipinas. Ahora es la imagen de una de las revistas de moda más reconocidas del mundo. Con 106 años sigue llevando su arte a todas partes.